Hace casi tres años llego Lola a nuestras vidas y no sólo nuestra vida cambio, sino la percepción que teníamos sobre los animales.
Así que cuando un día frío y lluvioso vi a un perro en la calle lo metí a la casa, lo llevamos al veterinario, buscamos a su familia por si estaba perdido, y cuando nadie apareció hasta la nombramos, pero no duro mucho, el buscaba la calle, y días después de “recogerlo” lo perdimos. La más triste de esta situación fue Eva.
Desde ese día empezamos la búsqueda de un segundo perrito para la casa. Preguntamos, investigamos, varias veces estuvimos a punto de decir “sí” a varios cachorritos, pero diferentes situaciones nonos animamos.
El jueves pasado vi que mi hermano publicó que un amigo de el tenía seis perritos en adopción, pregunte y en la noche que estábamos cenando termine de animarme, y así llego Maya a nuestra familia, una labrador de mes y medio.
Aunque apenas tenemos una semana con ella, ya la adoramos y estamos en entrenamiento para que haga sus necesidades afuera, duerme la mayor parte del tiempo, ella y Lola se están conociendo y cada vez se llevan mejor y pues estamos tratando de aprender todo lo necesario, porque sin duda un perro de esta raza es muy diferente a la Pug que ya teníamos, ya les iré contando como nos va 🙂
Mientras les puedo decir que Eva está super feliz.