Hace unos meses inicio un grupo de panderistas en la iglesia, y Eva claro fascinada al verlas, así que pensamos que sería buena idea llevarla a las prácticas.
Lleva tres clases y hemos notado ya una diferencia.
El primer día se cansó rápido, este sábado aguanto el ensayo completo
El primer día no prestaba tanta atención, este sábado se fijaba más
El primer día se distraía fácilmente, este sábado igual se distraía con su cabello, el tirante de la blusa o con Lola (también la llevamos a la iglesia), las tiritas que se caían del pandero o con su propia sombra
Eva normalmente le cuesta seguir instrucciones, ella quiere hacer las cosas a su modo, pero esto le está enseñando a que hay un orden, y bueno al menos intenta seguirlo.
Ya tiene su pandero “bebé” (así le dice ella) y ella lo toma para practicar en casa.
Por lo pronto sólo estará yendo a practicar los sábados y esperar a el día en que lo haga bien y pueda participar el domingo