Soltarlo al mundo, no es tan fácil

Alicia LlanasMi DiarioLeave a Comment

Hace poco Elías encontró esta foto, y le pedí permiso para tomarle una foto y compartirla (nos pegó ya la adolescencia, y ya debo pedir permiso)

Recuerdo que cuando Elías era recién nacido no podía imaginar cómo sería su futuro, tenía la creencia de que su vida sería triste, que no tendría la oportunidad de crecer como un niño “normal” , pero lo que más me dolía era que fuera a estar sólo. Creía que por tener síndrome de Down, nadie lo iba a querer, nadie iba a querer ser su amigo, ni siquiera estar cerca de él, como quisiera poder regresar en el pasado y decirme que todo iba a estar bien.


Hoy 12 años y medio después de esa foto de “Elías bebé”, fui a la secundaria a recoger a Elías y a dos compañeras a las que le damos “ride”, inmediatamente me da un papel y me dice: mi amigo *A* me invitó a su fiesta de cumpleaños.

Trate de no entrar en pánico

Les pregunte a las amigas, quienes también están en el mismo salón, si a ellas también las habían invitado y me dijeron que sí, una de ellas me comentó que no sabría si iría, pero la otra me aseguro que sí.

Elías, obvio no ha parado de decir que mañana tiene una fiesta, y a mi se me revuelve un poco el estómago de pensar en dejarlo con gente que no conozco.

No conozco al cumpleañero, tampoco a su familia, ni a los que irán a la fiesta, no sé si todas los mamás reaccionen así, o sólo yo, por que Elías tiene síndrome de Down? quiero pensar que es algo de mamás en general.

Lo único que se me ocurrió fue mandarle un mensaje a la maestra de apoyo, es a la única que conozco y con quien he tenido contacto desde que entro Elías a la secundaria, hace ya dos meses, le comento la situación, preguntándole sobre este muchacho en particular, a lo que ella me responde “parece ser un buen muchacho”

Me viene a la mente un par de historias, de como chicos con discapacidad intelectual fueron golpeados por supuestos “amigos”, mi corazón se empieza a acelerar, sé reconocer un ataque de ansiedad, en el pasado me han dado, así que recuerdo lo que me dijo mi psicóloga: “cierra los ojos, respira, despacio, concéntrate en el aquí y en el ahora, ¿qué siento? ¿qué escucho? ¿qué huelo?“, mi corazón vuelve a su estado normal, y trato de ser positiva, nada gano estresandome por el mañana.

La maestra de apoyo continua diciéndome “sus compañeros lo cuidan mucho”, y sí, eso ya me lo había comentado en una reunión que tuve hace unas semanas, a Elías le tocaron buenos compañeros.

Ir soltándolo era más fácil en mi cabeza

Se oye muy bonito hablar de inclusión, de aceptación, de que les den oportunidades, y de que tengan experiencias propias de la edad, pero cuando suceden, no siempre es tan fácil como lo imaginé.

Pero es parte de crecer no?  Y Elías está creciendo.

Así que mañana, Elías irá a la primera fiesta de secundaria.

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