Había una vez un príncipe llamado Elías, que por 6 años disfruto de la atención de sus padres, abuelos, tíos, maestros y amigos. Todos parecían festejarle, seguirle, buscarle, etc, y el le encantaba esa atención ( a quien no, verdad? )
Un buen día sus papás le dijeron que llegaría una princesa, que sería su hermana, el príncipe no sabía lo que significaba hermana, pero todos se veían muy contentos, así que debía ser bueno no?
Hasta que comenzó a ver que le compraban cosas a la princesa, y que la gente preguntaba cuando llegaría. Sus papás trataron de manejarle lo mejor que pudieron la situación, y el príncipe feliz y emocionado quería conocer a la tan esperada princesa. Cada día preguntaba por ella, esperando que fuera el día que por fin la conocería.
Cuando la conoció, no era lo que el esperaba, el llego emocionado y la princesa simplemente no quería tener nada que ver con el.
El creía que la gente se había equivocado, tener una hermana no debe ser bueno, porque te quitan las cosas, se enojan contigo, lloran, se chiflan, te pegan y hasta puede escupirte.En su mente se la había imaginado diferente y esta princesa no era como el esperaba.
Pobre príncipe, estaba triste, pero aunque la princesa lo alejaba, el seguía intentando, su corazón tan grande y noble le hacían volver y volver, siempre con una sonrisa, hasta que poco a poco se fue ganando la aceptación de la princesa.
Pasaban los días, y su relación evolucionaba. Ahora con la princesa en casa todo era más complicado, porque tuvo que compartir su territorio, sus cosas, su gente, y la atención que el recibía con ella.
Pero cada mañana el príncipe preguntaba que si la princesa seguía en casa y la buscaba para ver que no había desaparecido.
En el día peleaban por la atención de mamá y papá y de todo el que estuviera a su alrededor.
Discutían porque no querían prestarse los juguetes, porque no quería compartir, por quien iba a ser primero y terminaban en llanto porque uno le pego al otro, o porque le estiro el cabello etc.
Pero no tardaron mucho en acoplarse y fueron encontrándose el modo, y uno cediendo al otro, tomando sus turnos para jugar, y aunque aun hay pleitos, cosa típica entre hermanos, ahora son inseparables.
Y el príncipe esta feliz, porque ya no tiene tardes aburridas, porque a su lado tiene a una princesa: su hermana.