Escrito por Ellen Stumbo
Tener un hijo con discapacidad puede ser difícil Hay momentos que te preguntas si alguien alguna vez entenderá o sabrá lo que es caminar en tus zapatos. Eres padre de un niño con necesidades especiales y a veces te sientes sólo e invisible.
Pero no lo eres. Hoy quiero decirte que te veo
Te veo en el medio día, cansada. Tu cabello recogido hacia atrás en una cola de caballo y una mancha en tu playera. Sacrificas tanto por tu hijo. Eres hermosa
Te veo en el parque de béisbol animando y alentando a los niños que juegan en la Liga Pequeña. Aun así, se que mientras le hechas porras tu corazón se duele, deseando que tu hijo pudiera jugar también, no en la Liga Especial, sino aquí, corriendo y moviendo su cuerpo así como los niños corren en lugar de pasar sus días en una silla de ruedas. Eres valiente
Te veo en la oficina de terapias programando el aparato que usa tu hijo para comunicarse, tecleando frases y palabras para ayudarlo a comunicarse con otros. Te inclinas hacia tu esposo con un gesto y oprimes un botón, alcanzo a escuchas la voz de la computadora que dice “Me eche un pedo”. Eres graciosa
Te veo en el grupo de apoyo. Padres nuevos están de visita con su bebé, se ven con miedo, nerviosos, y están tratando de lidiar con el diagnóstico. Te acercas, haces preguntas, afirmas sus sentimientos, y les aseguras que no siempre será fácil, pero será bueno. Eres compasivo
Te veo caminando en la escuela por tercera vez en este año escolar. Una carpeta llena de notas, listas y metas. No sientes que el equipo de tu hijo este siguiendo el IEP, y no cederás a la inclusión de tu hijo. Harás lo que sea necesario para proveer los servicios que tu hijo necesita. Eres resistente
Te veo en el hospital, un lugar que te es muy familiar. Con tubos, maquinas, exámenes, y especialistas. El tubo por el que se alimenta tu hijo es tu última preocupación. Eres valiente
Te veo en el restaurante, con un menú en tus manos. Pero el ruido es demasiado para tu hijo, los olores y lo poco familiar del lugar es demasiado para él. De pronto, esta gritando. Mientras la gente se queda viendo, sales del lugar y te subes al carro tan pronto es posible. Eres flexible
Te veo en la iglesia preguntándole a una mamá nueva si le puedes llevar algo de comer el martes por la tarde. Tienes tanta comida en tu casa, pero también recuerdas lo difícil que son las primeras semanas después de tener un bebé. Eres generosa
Te veo en las reuniones sociales donde la gente hace preguntas ignorantes sobre tu hijo o su discapacidad, hacen comentario que duelen, o fallan en reconocer que tu hijo primero es un niño. No te enojas, no gritas. En lugar de eso, sonríes, respondes sus preguntas cortesmente, y los educas de una manera cuidadosa y les agradeces por sus preocupaciones. Eres agraciado
Te veo afuera en el mundo, viviendo una vida desinteresada. Das tanto, sientes tan profundamente y amas en abundancia. Eres admirable
Esas cualidades que reflejas son regalos preciosos que le das a tu hijo y a las personas a tu alrededor, no pasan desapercibidas. Te veo
Invitados del Blog
Estos son escritos que he pedido a diferentes padres y familiares, con historias dignas de leer, porque todos hemos pasado por situaciones diferentes para llegar a este camino del síndrome de Down, si te gustó, puedes leer otras aquí